Los Hijos y el Santuario

El 24 de febrero de 1951 anota de nuevo: “El Buen Jesús me ha dicho… que ha llegado el momento de realizar la fundación de la Congregación de los Hijos de sus Amor Misericordioso, y que el primero de estos será Alfredo di Penta” Tras el consabido susto del principio, Alfredo aceptó con ilusión los planes del Señor. A edad avanzada tuvo que ir a estudiar al seminario de Viterbo, y a pesar de que no fue fácil unos años más tarde el Santuario de Collevalenza albergó su primera Misa cantada.

El 15 de agosto de 1951 en la capilla de las Hermanas en Roma hacían sus primeros votos los primeros tres Hijos del Amor Misericordioso. Y tres días después, el 18 de agosto, se establece con ellos y algunas Hermanas en Collevalenza, un pueblecito de la Umbria italiana.

El bagaje, el de siempre: mucha fe, una enorme ilusión y la firme disposición de seguir las indicaciones del Señor hasta el fin del mundo si fuera preciso. Cuántas veces le habrá preguntado al Señor: “¿Por qué me has traído hasta aquí?” Hoy está todo claro.

Era un pueblo que no llegaba a los mil habitantes, la mayoría diseminados en caseríos, famoso en la comarca por un bosquecillo de robles “Roccolo”, donde los cazadores se hartaban de coger pájaros con sus redes. Ahí le dio Jesús la primera explicación: “Esperanza, transformaremos este “roccolo” en lugar de captación de almas. Llegarán a venir a bandadas, más numerosas que estos pajarillos. Aquí tienen que aprender a conocerme mejor”.

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